Todo empezó con un bolsito azul

Se puede decir que todo empezó con un bolsito azul. Ese pequeño bolso que hice yo misma para asistir a la boda de una amiga. Un bolsito que aún conservo, lleno de manchas y arrugas, al que tengo mucho cariño. Porque, aunque ahora lo miro y veo muchísimos defectos, es el “culpable” de que empezase esta gran aventura.

Cuando recibí la invitación para aquella boda, en pleno mes de agosto, no sabía que aquello iba a significar el comienzo de un proyecto muy muy especial.

Como ocurre muchas veces, Marabara es el resultado de un cúmulo de casualidades. Había empezado a coser hacía un tiempo como método antiestrés. Me aficioné rápidamente al patchwork y no paraba de hacer mantas, cojines y todo lo que se me pasaba por la cabeza. Por eso, cuando después de buscar y buscar no conseguí dar con un bolso que encajase con el vestido que había elegido para asistir a esa boda, decidí hacérmelo yo misma. A contra reloj, esa misma tarde, recopilé unos retales que tenía por casa y, como mejor pude, lo diseñé y lo cosí.

Para mi sorpresa, ese pequeño bolso azul les encantó a todos mis amigos. Tanto que, sin saberlo, este iba a ser el primer bolso Marabara.